Nostalgia metalera para chavo-rucos

Escuché a Metallica por primera vez en 1985 cuando conseguí el álbum de acetato “Kill ‘Em All” en mi natal Ciudad de México. Su sonido fuerte e irreverente solo reafirmó mi gusto por el metal y en general por la música rock…siempre he sido rockero.

Fue hasta años después que pude escucharlos en vivo, cuando después de cancelar un par de ocasiones se anunció la presentación de Metallica no con una ni dos presentaciones, sino con cinco conciertos en el Palacio de los Deportes en la Ciudad de México a finales de febrero y principios de marzo de 1993.

La expectativa por los conciertos fue algo nunca antes visto: habían largas filas días antes de la venta de boletos; los grupos de amigos organizando guardias nocturnas para mantener un lugar en la fila.

Tengan en cuenta que todo esto fue antes de que existieran las pre-ventas bancarias o dispositivos móviles; cuando la mejor opción para conseguir un boleto era en la taquilla. Incluso hubieron tragedias, como la muerte de un joven atropellado en la avenida Rio Churubusco durante una cascarita de fútbol organizada en la madrugada.

Anuncio del concierto de Metallica en CDMX en 1993.

Los conciertos fueron un éxito con llenos totales. La energía del público fue tanta que la misma banda lo reconocería al incluir parte de sus conciertos en Ciudad de México en su primer álbum en vivo «Live Shit: Binge & Purge» que saldría a finales de 1993.

Tiempo después vendrían más conciertos en ciudades como Guadalajara, Monterrey y otras donde se demostraría la popularidad de Metallica en México. Pero la primera vez nunca se olvida, menos cuando fue uno de los momentos más excitantes de tu vida.

Metallica con más de tres décadas de carrera se presentará este 4 de agosto en el University of Phoenix Stadium ubicado en Glendale, Arizona y aunque para mí su sonido se ha comercializado –en lo que ellos denominan evolución–, tendré la oportunidad de revivir memorias y sentirme chavo-ruco.

Esta columna fue escrita por Guillermo Lopez. Guillermo es defeño y ha vivido en La Phoenikera la mitad de su vida… se considera Phoenikero de corazón. Es fan del rock y de los Arizona Cardinals.

 

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