IT: El miedo que hacer reír
No sé cómo calificar el remake the IT, es una película que cumple su promesa de entretener, pero ¿cómo puedes hacerle un review a una peli de horror que te hace cagar de risa más que asustarte? Neta a veces me olvidaba que era un filme de horror.
No me voy a poner paternalista ni voy a refunfuñar porque “en el libro no sale esto o aquello; este personaje no dijo eso o tal cabrón no muere así”. Tampoco voy a compararla con la versión producida en 1990 porque neta no hay pa’ que ser purista. Lo que sí puedo decirles es que mi experiencia fue gratificante por todas las razones opuestas a las que uno espera en una peli de horror.
No es tan mala que te pedorreas de la risa. Aclaramos para no confundir y que antes de que acabe este párrafo, decidas no verla.
La comedia no va por ahí. Es como que IT es dos pelis a la vez que funcionan bien dentro su espectro.
Por un lado funciona la comedia porque tienes personajes tridimensionales que producen los momentos más genuinos con diálogos on point y punchlines que le dan al blanco cada vez que se lo proponen. Vez que soltaban un chiste, la audiencia reaccionaba y se retorcían de la risa. El cine estaba lleno.
Así que en esos términos, la peli capea, entretiene, divierte. Pero para nuestro gusto se ensalzaron de dick jokes. Sí, está bien, el personaje lo demanda, pero dos chistes fálicos menos y estaba golden. Less is more.
Lo cual me lleva a la cuestión del horror. Uno que otro maestro del género terrorífico ha mencionado que mostrar menos genera suspenso, eso juguetea con tus emociones, te mantiene en el filo de la butaca, con el corazón palpitando y la boca entreabierta.
Un claro ejemplo de esto es The House of The Devil de Ti West (inviertan el primer nombre…¡Ay que meyo!)
Pero cuando abusas del personaje maligno que acecha Derry, Maine, (lugar donde esta historia se desarrolla), y lo exhibes todo el tiempo, el misticismo se esfuma. Creo que entiendo, al menos parcialmente, la decisión de tapizar la película con payaso.
Ahora, es innegable la habilidad de Muschietti para desglosar el género y presentártelo de manera cautivante, sabe donde poner la cámara y con qué llenar el encuadre de manera que te genere miedo y también otros sentimientos.
Su trabajo con los personajes de Loser’s Club es magistral, Andy Muschietti captura escenas llenas de autenticidad apoyándose en uno de los sentimientos más puros que hay: la amistad.
En este caso, la historia de un grupo de amigos que se apoyan aun cuando el mundo que conocen se desmorona, evita que la peli sea un bledo, no un payaso con un serio caso de estrabismo.
Varias de mis decepciones con otras pelis de horror se dan por lo predecible; el abuso de los sustos o movimientos repentinos; un mismo efecto en la forma retorcida de caminar de los personajes maléficos. El equivalente fílmico de echarle mucha crema a tus tacos.
Esta movie tiene todo eso, inicia bien con escenas que no permiten que pase un alfiler entre tus nalgas. No obstante, son frecuentes y para cuando te estas recuperando de tener la jeta del payasito infernal frente tuyo, ya lo tienes de vuelta. A little too much ya know whaimsayin’?
Me divirtió un chingo la vibra Spielbergesca, la camaradería entre los personajes que remonta a Goonies, Super 8, Stand By Me y obviamente Stranger Things. Ese es su fuerte, la parte cómica es muy solida en comparación al horror, por eso digo que parecen dos movies.
Las actuaciones de Chosen Jacobs como Mike Hanlon; el genial Finn Wolfhard con su Richie; Sophia Lillis radiando con Beverly, Jaeden Lieberher como Billy, Jack Dylan Grazer como Eddie el hipocondriaco; Wyatt Oleff interpretando a Stanley y Jeremy Ray Taylor como Ben, son todas impecables y sin duda lo mejor de la película.
Pero como movie de horror no la hace, si buscas apretar las nalgas de miedo y sudar frío, te va a pasar un par de veces. That’s it. Había tanto humor en la peli que a veces había confusión de género.
Mi cerebro derecho contrarrestó esta postura argumentando que la peli es muy emotiva que precisamente es entretenida porque combina dos géneros arraigados en los sentimientos más profundos de la audiencia.
La experiencia de presenciar la reacción de la gente y la conexión que uno genera como grupo enfocado en una pantalla, favorece mi opinión sobre el filme. Cuando uno ríe en masa pasan cosas mágicas, creo que en todo caso, necesitamos más experiencias de esas, aunque sea viendo una cinta de payasos asesinos.
El pinshi payaso esta requetefeo. Y sí, supongo que si les tienes fobia te puedes estar cajeteando, pero no es algo que no hayas visto antes y eso es kind of a turn off. El bufón perverso es interpretado por Bill Skarsgård y por lo general lo hace bien, logrando un Pennywise un tanto menos espantoso que el de Tim Curry.
Muschietti explora los miedos de cada uno de los personajes (como en la obra de Stephen King), tomando en cuenta sus personalidades y lo que les atemoriza, abriendo otra ventana hacia el interior de los personajes y la condición que les acecha: tienen unas dinámicas familiares medio espantosas, más inclusive que el mismo payaso.
Hasta hace algún tiempo abogaba porque la gente vaya y experimente las pelis en el cine, pero la neta me he vuelto más selectivo y hay algunas que si puedes esperar a que estén disponibles en algún servicio de streaming.
No podría decir que estoy decepcionado porque en realidad me gustó la movie, nada más me hubiera gustado espaciar las escenas entre payaso y payaso. Tampoco aconsejo que no la vean en el cine, tiene su encanto verla con un grupo de gente o solx, por si se quiere chillar a gusto un par de veces.
De cualquier manera, vale la pena verla aunque sea para reir horrorizadx.