Un blues arrabalero en La Phoenikera
Compraste tu boleto para ver Low Down Dirty Blues de Arizona Theatre Company (ATC) en el Herberger Theater Center de dwntwn La Phoenikera. Estás sentadx en uno de los asientos aterciopelados rojos, la escenografía es tan cabrona que te chupa a una era en la que la única forma de ser libre, de regodearse en deseos explícitos o depurar las miserias cotidianas impuestas solo por el color de tu piel, era a través de la música. Entraste a un antro que suda blues y canto albureado encamado con el twelve bar.
Big Mama entra en escena con su They Call me Big Mama y te meas un poquito porque te das cuenta de que Felicia P. Fields interpreta a Big Mama Thornton, una de las bluseras más chingonas de la historia (ella, Lucille Bogan y Billie Holiday).
Jelly (Chic Street Man), Shake (Shake Anderson), Calvin Jones en el bajo y Steve Schmid en las teclas la acompañan. Te llevan de la mano a lo que será una de las experiencias más vicerales que tendrás en un buen tiempo. Todo bien.
Big Mama es cálida y super sassy; su sensualidad y presencia es una carnada que no termina de sugestionarte. Ya estás enganchadx, comenzaste tu descenso por el rabbit hole y ya no hay vuelta. Shake te prepara con su Rough and Ready Man y Jelly te descalabra las rodillas con su Crawlin’ Snake, para que luego Big Mama continúe su chorrera de ritmo con Come On In My Kitchen y My Stove Is In Good Condition.
Cuando escuchas la letra “If it wasn’t for bad luck, you know I wouldn’t have no luck at all”, sabes que en algún momento llegarán esas rolas que te calan hasta el tuétano y no necesariamente por buenos motivos.
El primer acto es un teasing cañón entre rolas sexosas como Don’t Jump my Pony, You Bring The Boogie In Me o Baby What You Want Me To Do/Rock Me All Night Long.
El segundo acto es un shot the mostaza en la ahorta; así de dénme Ketamine o supositorios de opio y vamonos al carajo.
Está muy heavy, sobre todo porque las cosas no han cambiado desde aquellas injusticias de las que disque se liberó la comunidad afroamericana y por ende toda la gente de color. “I’m still working in a plantation”, dice Big Mama refiriéndose a que aunque canta en un club de Chicago sigue trabajando para el sistema.
Te va a doler un poco pero es necesario, todo crecimiento requiere adversidad. Te va a pegar cuando Big Mama interprete I’m Not That Kind of Girl y Spoonful o cuando Jelly te escupa Death Letter que es una de las rolas más desgarradoras que existen en el género. Pero por si fuera poco, como para rematarte, darte el tiro de gracia, Jelly te chinga con Change Is Gonna Come. Is it? Pensamos.
Puede que se te humedezcan los globos oculares y el nudo en la garganta te sepa a injusticia que no se acaba. Es probable que se te venga a la mente la cantidad de gente subyugada por un sistema diseñado para perpetuar el sufrimiento de muchos para el beneficio de pocos.
Low Down Dirty Blues se presenta hasta el 4/22 para más información sobre precios y fechas pícale aquí